Revista Killkana Sociales Vol. 5, No. 2, mayo-agosto, 2021
II Gladys, Cabrera
de Pávlov. En tal sentido, en la educación superior el conductismo se espera ver reejado
al momento de que el aprendizaje de los estudiantes universitarios se da por un cambio de
conducta posterior a haber recibido un estímulo en el entorno de su desarrollo curricular.
Una crítica a la aplicación del conductismo en la educación superior la realiza Pacheco
(Pacheco et al., 2020) que indica que en Ecuador el modelo conductista persevera no
obstante de que las universidades declaran seguir el modelo constructivista. Plantea
también que este paradigma implica enseñar contenido a los estudiantes y que ellos
adquieran estos conocimientos mediante la memorización y que espera que los apliquen
en condiciones similares a las que plantean los profesores en los exámenes.
Una corriente más moderna es el constructivismo que surge como ejercicio de la
dialéctica y se presenta como una idea contrapuesta al antiguo conductismo. Sus orígenes
datan de 1787; cuando Immanuel Kant escribe su obra Crítica a la Razón Pura donde pretende
amalgamar las dos corrientes losócas más importantes hasta ese momento (Racionalismo
y Empirismo) proponiendo que el mundo se conoce mediante los sentidos y la razón interpreta
los signicados de estos contenidos. Desde este punto de vista que la razón construye el
conocimiento en base a los insumos que dan los sentidos, es que nace el constructivismo
(Martínez, 2005). La construcción del conocimiento implica entonces, una acción deliberada
del sujeto que va a aprender, por lo tanto, en este paradigma el estudiante tiene un rol
protagónico en la construcción de su propio conocimiento. Dos miradas distintas de este
mismo paradigma nos presentan Piaget y Vygotsky el primero con una visión individualista
de la construcción del conocimiento asociada a la genética y el segundo que propone que la
construcción del conocimiento en el educando es una acción de carácter social (Martínez, 2005).
Para Martínez y cols. el constructivismo es una amalgama de racionalismo y asociacionismo.
Un rasgo fundamental del proceso de aprendizaje desde la mirada del constructivismo es
que el estudiante decide de manera autónoma, lo que quiere conocer y lo que puede conocer
(desde la experiencia de su vida y sus motivaciones personales). Un aporte de Vygotsky al
constructivismo es la zona de desarrollo próximo (ZDP) (Ingver, 2008) que consiste en que
el sujeto conoce lo que sabe hacer e identica las tareas y procesos que todavía no domina,
pero que los conoce por la observación de otros sujetos que, sí las han desarrollado, este es
el núcleo del aprendizaje social. Bajo esta mirada el rol del docente es motivar al estudiante
a que avance hacia esa ZDP, mediante tareas retadoras, que inspiren y motiven al aprendiz
a obtener la información necesaria para lograr la nueva tarea (Ingver, 2008). En opinión de
Ingver el docente en la actualidad, debido a la gran cantidad de conocimiento en internet, ya
no puede ser solamente un transmisor de conocimiento, más bien su preocupación debiera
estar centrada en lograr que sus estudiantes formen estructuras mentales que selecciones
buena información, la sinteticen y la usen en benecio de la comunidad.
Sea un paradigma o el otro que se utilice, la educación universitaria tiene la nalidad de
servir para la realización del ser humano, mediante la búsqueda de la verdad y su aplicación en la
solución de problemas (Beltrán, 2019). Para Beltrán, el problema fundamental de la universidad
latinoamericana es su incapacidad de reconocer las cuestiones que requieren estudio e
investigación y, por otro lado, la educación universitaria se dedica solamente a la transmisión
de conocimientos en vez de educar en la práctica de la creación, aplicación y transformación
para el cambio social. En tal sentido, se debe diferenciar la producción de conocimiento de la
investigación cientíca, dado que esta última es una de las formas de producir conocimiento.
Las universidades tienen la misión de preparar personas altamente calicadas, motivo por