40 Alvarado-Bermeo, Jose Damian y cols.
de aceptar su menstruación, ya que la verán, la sentirán, la
recogerán y la lavarán.
Lunas promueve el manejo sostenible de la menstrua-
ción e introduce a las mujeres en la ecología femenina, sien-
do una referencia para la educación y la salud menstrual.
Busca apoyar, motivar y promover políticas públicas que
salvaguarden la integridad de los ciclos de la mujer. Busca
visualizar la participación de las comunidades indígenas de
Cotacachi, en la matriz, para la formación de círculos de
mujeres, apoyando a las niñas en su primera menstruación,
es decir, apunta a un enfoque de cambio social.
Ecología femenina: Cambiar el hábito de tirar la san-
gre menstrual a la basura, eliminando el mal llamado .
es
tar
enferma.
a
l período menstrual, pero eligiendo devolver la
sangre a la tierra, fertilizándola y cerrando el ciclo mens-
trual de forma armoniosa. También tiene que ver con la si-
militud del ser femenino con el ser tierra, generador de vida.
Entonces a través de esta similitud la mujer puede acercarse
a la naturaleza, lo que también genera empoderamiento ya
que la mujer se siente parte de la naturaleza, por lo tanto,
surge la necesidad de proteger la naturaleza
Basado en el desarrollo sostenible que practica la no
contaminación y el cuidado de los recursos. La fertilización
del suelo es un símbolo de potenciación porque la sangre
de la menstruación es demasiado rica en nutrientes y al
devolver los minerales al suelo lo mejora y esto contribuye
a la ecología y al cuidado del medio ambiente.
Por lo tanto, se requiere conciencia e inteligencia para
promover hábitos ecológicos que respeten la producción
responsable.
El uso de “Lunas” protege el medio ambiente. Evita
que todas las mujeres tiren de 10.000 a 15.000 toallas
desechables, que contaminan los campos, ríos y océanos de
todo el mundo y causan más de 100 años de degradación.
Esto está estrechamente integrado con las cifras mos-
tradas por los grupos ecologistas que garantizan que las
mujeres utilizan de 11.000 a 15.000 toallas sanitarias a lo
largo de su vida fértil.
De esta manera se buscan alternativas sostenibles a lar-
go plazo, por lo tanto, lo sostenible en “Lunas” se encuentra
desde el principio ya que buscan proveedores de materias
primas más sostenibles, lo cual no es fácil, pero esto facilita
que la toalla pueda ser reutilizada por aproximadamente 5
años según testimonios, aunque la garantía establecida es
de 2 a 3 años. Cuando la toalla se reutiliza y se devuelven
los nutrientes al suelo, éste ya no se contamina, sino que,
por el contrario, se fertiliza y se compostan los suelos, por
lo que el proyecto es ecológicamente sostenible.
En cuanto al aspecto económico de “Lunas”, cuando
se hicieron los prototipos de toallas de tela, los socios
reutilizaron materiales para la fabricación del producto,
pero cuando llegaron al Ecuador consolidaron la micro-
empresa, por lo que hubo que hacer una inversión como
préstamo familiar para la compra de máquinas. Asimismo,
para el crecimiento de la empresa ha sido necesario buscar
constantemente financiamiento hasta el día de hoy porque
“Lunas” es una causa, y no sólo un negocio lucrativo.
Los ingresos monetarios de la empresa provienen en
su mayoría de la venta de las toallas, pero sus servicios
también contribuyen. Los servicios que ofrece son charlas,
talleres, círculos de mujeres, y también ayuda a las mu-
jeres con problemas de salud. La venta de las toallas ha
tenido una demanda creciente en los últimos años, aunque
no es regular ya que tiene una tendencia cíclica porque
el producto genera autonomía al consumidor ya que su
duración se prolonga, por lo que Lunas debe atraer a nuevos
consumidores responsables.
Incluso tiene clientes de Argentina y Chile, a pesar de
que hay productos similares en su país y esto ayuda a la
economía nacional.
Por lo tanto, para que “Lunas” venda, es importante
que la empresa se mueva en la educación menstrual.
Además, el producto de “Lunas” resuelve un problema
socioeconómico basado en la adquisición de productos
personales, que en el proceso natural de la menstruación
de la mujer han sido capitalizados por diferentes empre-
sas, por lo tanto, hace que mujeres de diferentes estratos
sociales puedan adquirir Lunas y reutilizarlas por un largo
período haciendo que sus gastos personales no disminuyan
mensualmente.
Según el INEC las mujeres ganan en promedio un
20 % menos que los hombres y sólo en Ecuador los cuatro
millones de mujeres consumen mil millones de toallas al
año.
Por lo tanto, el ahorro generado por “Lunas” hacia
estas mujeres es bastante lógico ya que es un ahorro bene-
ficioso a largo plazo. No sólo permite a las mujeres ahorrar
dentro de la economía familiar, sino que también ahorra el
impacto de la contaminación en el ambiente.
Además, el uso de “Lunas” hace que las mujeres
disminuyan sus visitas al ginecólogo, y, por lo tanto, mues-
tren un estado saludable en su área vaginal, causando un
problema para la economía capitalista ya que se alía con la
industria de la salud para evitar que esto suceda.
Siguiendo la misma tendencia de beneficios, “Lunas”
permite a las mujeres estar sanas, felices, con poder de de-
cisión y esto es sostenible para el bienestar de la sociedad.
Si una sociedad está bien, consciente e inteligente, entonces
la humanidad estará en mejores caminos.
Por lo tanto, en los 15 años de funcionamiento “Lu-
nas” nunca se ha detenido con el fin de promover las toallas
ecológicas, pero destaca la poca acogida que ha tenido de-
bido a otros productos íntimos como las copas menstruales.
Lunas no promueve el uso de la copa menstrual porque
considera que es un tampón que se inserta en la vagina,
recoge la sangre y no termina el proceso natural de la
menstruación. Siendo así, los labios de la vulva de la vagina
tienen terminaciones nerviosas que advierten a la mujer de
lo que le sucede a su cuerpo que con el uso de las copas
menstruales esta conexión con la menstruación se pierde ya
que nunca sale, sólo se almacena en la copa.
Revista Killkana Sociales. Vol. 5, No. 1, enero-abril, 2021