2 Alvarez - Galeano Manuel Felipe
Revista Killkana Sociales Vol. 7, No. 2, mayo-agosto, 2022
Comienza precisando un panorama de la vulnerabilidad a la que están sometidos
los países megadiversos —sobre todo de la Amazonía—, en que enumera aspectos como la
expansión agropecuaria, la reducción de glaciares, las afectaciones a los ciclos de lluvia, los
impactos del mercurio, el extractivismo y el fenómeno de las especies en peligro, reconociendo
que Brasil, Perú, Argentina, Colombia, Ecuador, Venezuela y Chile están entre los 30 países de
todo el globo con más deterioro ambiental (Gudynas, 2016).
Desde la dinámica extractiva, el autor alienta un plano de argumentación que no es
para nada descartable en la realidad latinoamericana de las últimas décadas, precisamente
por la presión del mercado mundial que presta interés directo en los «recursos» de la región:
«La base productiva, y en especial el grueso de las exportaciones continentales siguen
dependiendo en extraer recursos naturales […] la huella ambiental de América Latina ha
aumentado un 133 % desde 1961» (Gudynas, 2016, p. 17).
En lo concerniente a la dinámica del antropocentrismo, este capítulo ofrece una
aseveración medular sobre el desconocimiento de otras posibilidades o dimensiones para
pensar la Naturaleza más allá de lo humano, pues es claro que los índices de pobreza marcan
una justicación para sortear, so pena de los efectos ambientales, las necesidades en materia
social, puestas inexcusablemente como una prioridad, a veces única. Sin embargo, termina
abriendo campo, según explica el autor, a las voraces exigencias del consumismo desde una
determinación utilitarista y, por ende, mercantilista.
Pormenoriza sobre los antecedentes de la construcción de una ética de la naturaleza,
a través de fechas claves: 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente, en Estocolmo, en que se plantea una agenda de conservación, pero no cierne
todavía una elaboración sobre la ética. En 1980, la Estrategia Mundial de la Conservación
incluye iniciativas que reconocen los bienes comunes y levantan plataformas de protección,
además de la iniciativa «Nuestro futuro común», de 1987, en que se teje la concepción directa
del «desarrollo sostenible», pero sin una discusión completa sobre lo ético, como tampoco lo
harían el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD), en sus cumbres de 1990 (Gudynas, 2016).
El autor continúa detallando las iniciativas posteriores, como el caso del proyecto
«Cuidar la Tierra», en 1990, preludio de Eco’92 de Río de Janeiro, en que se dan precisiones
más denidas sobre la oposición al antropocentrismo utilitarista (Gudynas, 2016), además
del «Maniesto por la vida», del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) y el Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, en el 2000,
que no profundiza sobre los valores intrínsecos de la Naturaleza, sino en los valores humanos,
aunque con avances signicativos en materia de atención al medioambiente, máxime si se
está hablando de un escenario de devastación (Gudynas, 2016).
La sección «Valores en la Naturaleza» discrimina, inicialmente, para aumentar
a la discusión, los conceptos de ética, como un conjunto de valoraciones otorgadas por
el hombre en la Naturaleza; la moral, que abunda en lo correcto, lo incorrecto, a través de
un conjunto de códigos, y valor, pensado desde un sujeto u objeto de valor en su forma de
expresión (Gudynas, 2016).
Dichas valoraciones, si se piensan desde la jación extrínseca, son incluidas por
el criterio humano y mantiene la visión antropocéntrica: valores estéticos, históricos y
culturales, así como los valores intrínsecos: «Expresan una creencia, naturaleza o cualidad
que son propias e inherentes a un objeto, ser vivo o ambiente, y por lo tanto independientes
de los valores otorgados por los seres humanos» (Gudynas, 2016, p. 47); es decir, la Naturaleza
tiene valores que son independientes del criterio humano. Esta categoría, defendida con
ahínco por el autor a lo largo de sus trabajos como la más acertada y asertiva, es la estrategia
de romper con el utilitarismo antropocéntrico, al menos en el plano discursivo.